De Casa Rubira |
Con la chimenea convertida en el centro de la vida en la casa, el comedor se reservaba para las grandes ocasiones. Hasta el punto que, según relatan los mayores, era aquí donde se celebraban bodas y bautizos de todo el pueblo y otras fiestas relevantes.
En un rincón se situaban los músicos (acordeonistas, violinistas...), y en el resto del espacio se bailaba, se hablaba, se bebía... a la amplitud del espacio se le añade la prolongación de la entrada a la casa y el vestíbulo, y por si fuera poco se podía abrir el balcón para tomar el fresco cuando la fiesta hacía subir la temperatura más de la cuenta...
El salón comedor es aún hoy una caja acústica de primera calidad: cualquier sonido que se produzca aquí resuena en toda la casa.
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